The table sharing. Mesas comunales para hostelería
Desde la aparición de los restaurantes underground que ejercían sin licencia y se daban a conocer mediante las redes sociales; el sector de la restauración ha contado con diversas propuestas audaces, para los que buscaban experiencias gastronómicas innovadoras.
Acudir a casas ajenas, restaurantes pop-up o citas donde tan sólo unas horas antes se daba a conocer el emplazamiento; motivaba a aquellos que se deleitaban con la buena gastronomía aderezada de exclusividad y misterio.
Actualmente, los encuentros de ocio clandestinos parecen pasar por sus horas bajas. Aunque seguimos encontrando propuestas como la realizada en Cáceres, para celebrar su nombramiento como capital Española de la Gastronomía 2015.
El título otorgado por la Federación Española de Hostelería y la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo, tiene como objetivo promocionar la gastronomía como uno de los principales atractivos para el turismo en España.
“The Guardian” de Reino Unido o “The Times” recomiendan la ciudad extremeña como unos de los destinos apropiados para este 2015. Para estar al nivel y sorprender a propios y visitantes; se ha organizado un programa de cenas clandestinas; donde diez grandes chefs pondrán sus fogones a disposición de afortunados comensales, que tan solo a seis horas del evento conocerán el misterioso emplazamiento del encuentro.
En cambio, existe otra fórmula, actualmente aceptada, para compartir y promover la interacción entre clientes. La encontramos en los locales que apuestan por las mesas compartidas o comunales para hostelería.
The table sharing.
Sus detractores siguen alegando la necesidad de preservar la privacidad, la incomodidad de ser observados o la costumbre para rehusar este tipo de mesas para hostelería.
Sus defensores en cambio, apelan a su comodidad por disponer de un espacio mayor que en las mesas cuadradas tradicionales; asegurando que fomentan las relaciones sociales, generan un ambiente distendido y son la opción ideal si se precisa comer o cenar sin desear sentirse solo.
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De lo que no cabe duda es que las mesas comunales son una interesante opción de cara a rentabilizar los negocios hosteleros, dado que su principal ventaja es conseguir un aumento sustancial de puestos para un mismo espacio disponible.
Muchos hosteleros optan por combinar ambas opciones, acondicionando sus locales con mesas comunales y disponiendo a la vez de mesas independientes.
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Sentarse a la mesa con extraños, pasó de ser una ocurrencia de la moda foodie a una realidad en cafeterías, restaurantes de toda Europa, locales de ocio y hoteles de cinco estrellas. El público que suele frecuentar este tipo de bares y restaurantes es bastante ecléctico y desenfadado, generalmente gente joven o ejecutivos.
Franquicias y grandes cadenas de restaurantes como Bill´s o Le Pain Quotidien han hecho de las mesas comunales su leitmotiv. Modelos de restaurantes de éxito que dan en el clavo por su ambiente informal, su excelente calidad y sus tarifas. Espacios agradables donde ir a charlar y despejar la mente, ya sea con amigos y familiares o dispuestos a entablar nuevas relaciones.
Las mesas comunales más apropiadas suelen tener características comunes: capacidad para muchos comensales, estructuras de madera maciza y un claro estilo vintage o industrial.
En Francisco Segarra contamos con un amplio catálogo de mesas para hostelería. Mesas tradicionales cuadradas para dos o cuatro comensales, mesas con cuatro patas o pie central, mesas redondas, mesas con asiento incorporado, mesas plegables, mesas antiguas y mesas comunitarias o comunales realizadas en madera maciza de pino viejo.
