Un rastro, un mercadillo, el habitat de los amantes de las antigüedades.

Es una verdadera lástima que los muebles antiguos se pierdan, conservar una antigüedad es preservar parte de nuestra historia y de nuestra cultura.

Los muebles que una vez fueron nuevos envejecen poco a poco, y aunque el paso del tiempo hace mella en ellos, conservan la esencia y el encanto del mueble original. Son piezas funcionales y muy decorativas que bien merecen una segunda oportunidad para volver a brillar.

Aquellos oficios de antes…

En Francisco Segarra tenemos una fuerte pasión por los muebles antiguos.

Atrapados en los brazos de la melancolía, resulta fácil mirar y ver en ellos el cariño, el esmero y la maestría de tantos trabajos y oficios que se han abandonado y perdido; relegando al olvido de forma irremediable un saber y un conocimiento ancestral o la esencia de una vida cotidiana perpetuada durante siglos.

Sus historias y sus vivencias son tan grandes como los sentimientos y las emociones que en nosotros despiertan. Queremos darles la oportunidad de ser algo distinto, de emprender nuevos caminos, en algún lugar, en algún sitio, los objetos anticuados renacen para volverse especiales y mágicos.

Un galpón donde el tiempo se detiene.

Triciclos, bancos, alacenas… Pequeños objetos y grandes muebles, quincallería de altísima calidad y extraordinaria belleza. Un recinto que vale la pena visitar con tiempo, sin prisas, donde sabes cuando entras, pero no cuando sales. Un showroom con todo tipo de reliquias y trastos, un sinfín de objetos capaces de conectar profundamente con nosotros y despertar recuerdos dormidos.

Misterioso y fascinante. Un lugar que reúne nuestra obsesión por lo auténtico, una puerta que nos lleva al pasado. Vitrinas, casilleros, mostradores… en los pasillos, a un lado y a otro, asombro e ilusión, anécdotas y lecciones de historia. Al fondo, peinadoras, tocadores, espejos… un rastro invadido de tesoros de todo tipo.

Auténticas piezas de museo.

Resulta verdaderamente sorprendente la historia de algunos de nuestros objetos más cotidianos.

De las limosneras bordadas en hilo de oro a los bolsos de madera tallados a mano por los campesinos de época. El origen del bolso es algo extraordinario. Esta pieza original, es a día de hoy una auténtica pieza de museo, y uno de los objetos antiguos más entrañable de Francisco Segarra.

Objetos de largo pasado.

Salvavidas, relojes, faros, madera de deriva… Los restos del último naufragio. Fragmentos de la historia de la navegación, objetos tan extraños como maravillosos se amontonan en este particular astillero.

Objetos que nos devuelven a la niñez, artículos para nostálgicos, piezas extraordinarias de coleccionismo que provocan curiosidad, sorpresa y admiración. Aquí hay un poquito de casi todo, cosas de antes y cosas de ahora, pasado y presente para espacios que nos llevan más allá de los límites de nuestra imaginación y son un ejemplo de convivencia.

¡Bienvenido a nuestro showroom, ojalá lo disfrutes tanto como nosotros!