Interiorismo con auténtico sabor vasco en el diseño del restaurante Estraperlo

La peculiaridad de los proyectos, la complicidad o el factor emocional han llevado a Francisco Segarra a involucrarse en algunos trabajos. Su equipo de interiorismo con su bagaje profesional, la parte artística, la vocación y el interés por evidenciar emociones a través del diseño siempre aborda proyectos originales que reúnen la visión estética y empresarial de nuestra firma en una conexión creativa y visionaria sin ninguna restricción. Capaces de recibir, transmitir y plasmar las necesidades de nuestros clientes siendo vital un enlace de un experto en el sector.

Francisco Segarra cuenta con una fuerte presencia en el mercado internacional y a la vez ha sido una pieza clave en el prolífico aumento del sector económico en la ciudad donde todo empezó, Castellón. En los últimos años surge un aumento de negocios con diferentes conceptos y una amplia variedad gastronómica. Francisco Segarra se convierte en un profeta en su tierra al aplicar sus conocimientos del mercado unidos a esta conexión emocional. ¨Forn le Petit Pain¨, ¨Nº5 burger¨, ¨Malabar¨, ¨La Guindilla¨… todos referentes en el sector hostelero de la ciudad, conceptos materializados en espacios acogedores, siempre orientados al confort, al arte y a la imaginación, maximizando los ingresos del negocio dentro de una estética única y original que ayudan a captar nuevos clientes y a fidelizarlos.

En un sector donde influye el estilo de vida, la economía y las redes sociales, se crea un mercado muy exigente, que investiga, reclama, juzga pero también comparte lo bueno. Se confía en las opiniones publicadas convirtiéndose en el nuevo boca a boca. Una forma veraz de calificar lo que se ofrece.

A este exigente mercado llega un nuevo proyecto de interiorismo cien por cien Francisco Segarra.

Interiorismo con auténtico sabor vasco en el diseño del restaurante Estraperlo.

Estraperlo. Manjares clandestinos en un espacio con la auténtica esencia del norte.

Las extrañas sombras producidas por los ramos de naranjo iluminados en la fachada, nos recuerdan a los bosques por donde antiguamente los contrabandistas traían mercancía de estraperlo.  Las hojas de puertas modernistas con teselas de colores nos dan la bienvenida y el suelo juega al contraste entre texturas y materiales, fusionando una original alfombra cerámica de mosaico hidráulico con un suelo de parquet antiguo, una buena elección para un lugar tan peculiar.

La planta baja es algo más informal, con mesas y taburetes altos donde disfrutar de una cerveza acompañada de una variedad de pintxos al puro estilo Estraperlo… como pieza central una imponente barra a medida de madera recuperada y frontal de zinc que simula un antiguo mueble de almacenaje para los productos del comercio clandestino.

La primera planta sirve de amplio comedor, la gastronomía vasca se convierte en una auténtica experiencia con detalles que nos transportan al norte del país…paredes deconstruidas para dejar visto el ladrillo en un proceso que rescata el encanto de superficies que quedaron olvidadas… mesas, sillas y menaje que de alguna forma crean una armonía heterogénea que cautiva y nos invita a sentarnos, aquí existe una cálida sensación que genera el tragaluz y los reflejos que producen los espejos envejecidos.

Un proyecto de interiorismo que pretende preservar la imagen tradicional del país Vasco, donde Francisco Segarra ha sido capaz de encapsular y plasmar el concepto con su propio sello de identidad. La selección de muebles para este proyecto así como el esfuerzo y la capacidad de interpretar las exigencias del sector dan como resultado este establecimiento con personalidad e identidad propia.

La tercera planta repleta de sensaciones e historias, personas disfrutando como mejor saben hacerlo… alrededor de una mesa. En las paredes, a modo de viaje por el tiempo, apreciamos una yuxtaposición de relojes antiguos que pertenecen a la colección familiar de la propiedad y nos recuerdan que el tiempo se paró en este lugar tan hogareño y clandestino.

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