Un espacio donde todo se mantiene auténtico.

Hay objetos fascinantes que guardan recuerdos y afectos entrañables. Las antigüedades son nuestro mayor delirio, te invitamos a descubrir un espacio sin normas ni orden, donde todo está apilado y nunca sabes qué maravilla puedes encontrar. La historia de por qué un mueble reposa aquí es tan fascinante y única como el propio mueble.

Mitad museo, mitad mercadillo, la nostalgia nos acaricia nada más cruzar la puerta.

Decoración con antigüedades. Una historia pieza a pieza…

Nuestro showroom es un lugar donde hallarás un poquito de casi todo, cosas asombrosas, artículos vintage, coleccionables y una decoración única para crear espacios que siempre cuentan algo, un muestrario de historias más que de objetos.

En este creativo y a veces desordenado almacén nunca sabes lo que hay detrás del portón. La primera impresión es abrumadora… curiosidad, admiración, perplejidad. ¡Uau! ¡Qué bonito! Todo resulta conocido y apreciado.

Un haz de luz se filtra por el muro horadado desvelando las partículas finas del polvo en suspensión, frente al tocador de época y junto a la bonita butaca de terciopelo verde agua es fácil imaginarse a una dama sentada, empolvando su rostro frente al espejo. Al otro lado del pasillo resuenan los ecos de otra época, el soniquete del afilador, el tic tac descompasado de los relojes o el leve golpeteo de la mecanografía.

Vitrinas, casilleros, escritorios… son muebles centenarios a los que el tiempo con paciencia les ha dado una belleza excelsa. Una pátina apagada y poco uniforme. ¡Qué paradoja! Ése, es su mayor encanto.

Son piezas con las que compartimos historias de afecto y cariño, la alacena de casa de los abuelos, la vieja bici del pueblo o la caja con botellas de vidrio y boliches, de las que se retornaban los “cascos”.

Cosas que ni sabemos, porque cada visita nos descubre algo nuevo, un chibalete, una hilandera, un mueble de algún oficio perdido, a veces la historia la traen las visitas.

Y cuidado, aquí hay auténticos flechazos. ¡Me lo llevo! Siempre hay alguien que, como nosotros, siente ese vínculo personal y las posibilidades que transmiten algunos de los objetos hoy día anticuados.

Nunca nos cansamos de viajar al pasado. ¿Vienes?