Casa Lolea es sabor tradicional y frescura contemporánea.

Muchos son los iconos representativos que forman parte del imaginario colectivo de los turistas sobre España, además de los monumentos históricos, el patrimonio cultural o el arte… Cuando un extranjero piensa en nuestro país, le vienen a la cabeza ciertas imágenes características.

Más o menos tópicos, son parte de la historia y de la marca que representa un país visitado por millones de turistas internacionales anualmente. El flamenco, las sevillanas, el jamón ibérico, la paella o la famosa sangría…
Cultura, tradición y gastronomía se juntan en Casa Lolea, el segundo restaurante de la reconocida marca premium de sangría Lolea. Este restaurante acoge los símbolos más tradicionales y los combina con la cultura contemporánea española: el resultado es digno de admirar y sobre todo de disfrutar en primera persona.

Un trabajo de interiorismo desarrollado por María Falqué y Allan J. Stuart, un equipo que trabaja codo con codo desde hace más de una década y que cuentan con un marcado sello profesional. Destacan por sus interiores auténticos y atemporales con una visión vanguardista.

Refrescante, alegre y divertida… Así es Casa Lolea.

Casa Lolea se encuentra en el que probablemente sea el barrio más abierto de la capital. Las calles de Chueca acogen a locales y turistas y los hace sentir como en casa. Calles estrechas, plazas pintorescas, mercados tradicionales y un sinfín de bares, restaurantes, comercios y espacios de ocio que laten con fuerza tanto de día como de noche.

Casa Lolea ofrece una perspectiva actualizada de los clásicos comercios de nuestro país. El trabajo de diseño de interiores ha cuidado cada detalle para ofrecer una experiencia auténtica con una decoración atemporal. El interior prácticamente se funde con el exterior a través de sus grandes cristaleras enmarcadas por grandes columnas de piedra vista. El suelo cerámico de estilo hidráulico FS Espiga con su patrón geométrico y su pátina desgastada nos invita a entrar en un local que mantiene su esencia centenaria.

Los elementos de latón marcan el acento en una paleta cromática donde destaca el blanco y negro como color de base y el rojo como contrapunto complementario.

Fusión entre tradición y vanguardia.

El restaurante se divide en distintas zonas, la primera de ellas con mesas altas y taburetes para aquellos que van de paso y se detienen a disfrutar de una refrescante sangría. Con una barra de mármol que invita a probar los productos locales.

El espacio principal lo ocupa un comedor luminoso y abierto, con bancos corridos en color vino con mesas y sillas de estilo clásico. El pavimento FS Espiga actúa como unificador en ambas zonas. Por otra parte, encontramos un reservado acogedor con paredes oscuras y luz cálida. El pasillo que da acceso al baño destaca por su color rojo intenso y las ilustraciones que cuelgan ambos lados.

Un espacio de obligada visita para degustar la mejor sangría y tapas elaboradas con los ingredientes tradicionales de nuestra gastronomía.


Proyecto: Casa Lolea Madrid
Proyecto de interiorismo: María Falqué y Allan J. Stuart.
Mobiliario Francisco Segarra: FS Espiga by Peronda.