Mesas de madera Nopi… para vivir experiencias gastronómicas a lo grande.
Las mesas de madera son una pieza clave en el equipamiento de sala de un restaurante. Ya sea por la sensación de calidez que transmiten o por ese sentimiento de hogar que nos transporta a un estado donde se alojan recuerdos, sensaciones y vivencias felices.
Momentos bonitos para recrear y vivir en nuestro tiempo de ocio, experiencias placenteras esenciales para nuestro bienestar interior.
La experiencia del cliente en cuanto a la restauración ha ido cambiando a lo largo de los últimos años. El consumidor actual está más centrado en el producto y su calidad, y a la vez, busca una experiencia que sea una bonita historia que contar.
Si no eres de los que antes de llevarse la comida a la boca, la devora con la cámara para compartir la seductora imagen en las redes sociales, seguro que eres consciente del auge de este comportamiento. Las redes sociales han cambiado nuestra forma de disfrutar de la gastronomía. Ahora resulta más sencillo elegir restaurante, reservar mesa y compartir la experiencia con familiares y amigos.
El salón o comedor es el eje neurálgico del restaurante, es aquí donde el comensal además de vivir una experiencia halla una historia que contar. Por lo que para crear una experiencia redonda no es sólo crucial que la mesa sea bonita, sino también que sea cómoda y práctica. Las mesas de madera hacen más gratificante la experiencia gracias al placentero contacto con el material, la sensación de calor que transmiten nos lleva directamente a la idea de naturaleza, evocando sensaciones positivas como la tranquilidad y el bienestar, haciendo más agradable el encuentro.
Hay lugares donde nos sentimos en armonía, donde el equipamiento de sala propicia una experiencia memorable. Por si fuera poco, las mesas de madera cuentan con otra ventaja. La madera maciza es sólida y resistente, se estima que las maderas tropicales pueden durar entre 80 y 100 años, y si se precisa, con un buen lijado, las mesas de madera lucirán como recién compradas.
