Pico de Gallo. Un restaurante rústico con una decoración de ensueño.

Decorar un espacio implica tener cierto don para asociar estilos, estructuras, colores y materiales. Pero, más allá de eso, también requiere una gran sensibilidad artística, un interés particular hacia la naturaleza humana y una visión abierta hacia la sociedad.

Buscar la armonía entre el hábitat y habitante. Implicar los cinco sentidos. Desarrollar un concepto innovador e insólito. El interiorismo es un compendio de virtudes técnicas y estéticas. Y más aún cuando se trata de un proyecto de restaurante.

Pico de Gallo es un espacio de hostelería con una repercusión visual, conceptual y emocional inmensa. A través de su diseño, nos vemos sumergidos en un antiguo gallinero que, lejos de carecer de estilo, excede en equilibrio, entusiasmo y belleza.

Un ambiente campestre donde las piezas del catálogo de Francisco Segarra encuentran su lugar a la perfección y aportan un maravilloso apoyo para recrear una decoración de restaurante rústico excepcional.

Cocina artesana y estilo rústico. Pico de Gallo y una propuesta invicta.

Fibras naturales, colores verdes, aire libre y puro… ¡Todos adoramos la vida bucólica! Y, en medio de la vorágine de la ciudad, siempre viene bien tener un lugar donde refugiarse en busca de un momento apacible y saludable.

De carácter rural y con un creciente entusiasmo por lo tradicional, Pico de Gallo se presenta como la mejor alternativa para reencontrarse con los sabores de la tierra y sentirse cercano a los valores campestres más cálidos y generosos.

Es con este concepto invicto que La Guindilla, célebre grupo gastronómico de la Comunidad Valenciana, llega a la zona de tascas de Villareal con la firme intención de convertirse en el sitio más experimental de toda la ciudad.

Porque entrar en Pico de Gallo es sentir de inmediato el calor de un día en el campo, el carácter curtido de su gente y la apariencia tan noble de un antiguo gallinero.

Un restaurante con una decoración rústica y una propuesta gastronómica artesanal de lo más acertada. En este proyecto, el espacio nos envuelve desde el primer momento y nos demuestra que el interiorismo no conoce límites en cuanto a creatividad.

Un diálogo con el pasado, una inmersión en la naturaleza…

Expertos en generar conceptos que oscilan entre lo emotivo y lo racional, el estudio de diseño y comunicación Idearideas fueron los encargados de dar vida al restaurante. Pico de Gallo nace en un edificio con importante herencia histórica y desafía la modernidad.

Gallinero, campo, jaula… Cada sala representa un ambiente campestre y define las características más propias de la vida agrícola. Un desafío de lo más interesante que se supera maravillosamente gracias al intenso juego de colores, materiales y texturas.

Los tonos terracotas simulan el trabajo artesanal a primera hora del amanecer mientras que los tonos beige y verdes evocan la paja y la abundante vegetación que inundan los paisajes rurales.

Paredes desnudas, ladrillos vistos, piedras, maderas envejecidas y fibras naturales… Los componentes son nobles y no dudan en sacar su carácter más rudo en el interior del espacio. Estamos sumergidos en medio de una antigua granja que se niega a modernizarse.

Con frescura y naturalidad, las sillas de Francisco Segarra despliegan su encanto tan particular con la sencillez del ratán y la belleza especial de los muebles rústicos. Un toque personal y entrañable que embellece más si cabe el conjunto decorativo.

A través de su concepto, Pico de Gallo nos convierte en auténticos granjeros. Una experiencia apasionante que tan solo se puede vivir gracias a la creatividad de un diseño de restaurante singular y asombroso.


Proyecto de restaurante: Pico de Gallo.
Decoración de restaurante rústico: Estudio de diseño y comunicación Idearideas.
Mobiliario para restaurante: Sillas Asmaras y Bahrain de Francisco Segarra.