KLAM, un restaurante para todos los gustos, un diseño industrial-vintage.

KLAM es un restaurante familiar que se encuentra en la comarca del Bages, uno de los territorios con más solera e historia en pleno corazón de Cataluña. En el pequeño municipio de Sant Fruitós de Bages hacemos una deseable parada con el fin de disfrutar de una magnífica oferta gastronómica para todos los gustos, y de un interiorismo donde se siente la magia inequívoca de las manos que lo crearon. 

Un ambiente diferente y acogedor donde el diseñador Pep Creus de Estud’idea eligió el mobiliario de Francisco Segarra para darle ese aire industrial-vintage que se siente desde antes de cruzar el umbral de entrada. 

Haciendo realidad un sueño clamado a viva voz.

El diseño de restaurantes no deja de evolucionar en busca de ideas creativas que nos ayuden a emprender nuevos proyectos o reinventarnos en aquellos que nos ilusionaron y nos siguen ilusionando. 

Pep Gómez conoce de primera mano la importancia de un buen planteamiento para conseguir un buen resultado. Sus años de experiencia tras los fogones y sus más de quince años al frente de una cadena de pizzerías y una cafetería respaldaron la idea de Pep y su mujer Cata de crear un espacio donde la gente pudiese degustar su sabroso menú y donde dejarse seducir por un versátil interiorismo. Una idea que se fraguó en plena pandemia, pero que, gracias a la ayuda de profesionales del diseño de interiores, se desarrolló sin prisas, pero con acierto. 

El nombre KLAM se origina del verbo catalán “clamar”. Y como el concepto mismo, los dueños pedían con fuerza un local donde los clientes se sintieran como en casa, donde cada rincón fuera especial, donde disfrutar de un espacio diferente… 

Pep Creus de Estud’idea llevó el proyecto desde el primer momento, diseñando cada centímetro del local, eligiendo mobiliario de la marca Francisco Segarra e involucrándose en cada detalle con el fin de hacer realidad un deseo clamado a viva voz. 

Elegancia, calidez, confort y la esencia de Francisco Segarra.

La versatilidad de este restaurante-cafetería yace en su dualidad decorativa. Un interiorismo de carácter fijo se complementa con pequeños “escaparates” que cambian el atrezo atendiendo a diferentes períodos anuales, y acompañando así a la variabilidad de su menú. 

La atmosfera industrial-vintage se crea a través materiales como la madera, el metal y la piel. El mobiliario y los complementos decorativos describen una estética que consigue la elegancia, la calidez y el confort en un ambiente enérgico y atrevido. 

Sabiendo que la comodidad es un elemento crucial en cualquier establecimiento hostelero, la barra se completa con una variedad de taburetes acolchados en piel que no escatiman en confort y resultan en la homogeneidad del diseño global. 

Mesas y sillas que contribuyen al bienestar de los comensales en un espacio donde la dedicación y el compromiso se palpan desde el primer instante. Ideas y ventajas en una distribución que resulta fresca e interesante. 

Una cuidada iluminación donde surge la magia.

Optar por un diseño industrial es optar por un estilo que no carece de personalidad. Esta afirmación queda patente en este proyecto con la acertada elección de los apliques de luz que entronizan una iluminación íntima, propicia a la distensión y a la tranquilidad. 

La vegetación suaviza y facilita la dulcificación del espacio, contrastando con los detalles más toscos, y generando una simbiosis altamente atractiva. 

KLAM representa un proyecto de restaurante cuidado al máximo para los amantes de la gastronomía, un diseño de rasgos industriales para los amantes del interiorismo y la decoración. Una nueva experiencia donde la magia de la decoración queda nuevamente al descubierto. 


Proyecto de restaurante-cafetería: KLAM.
Diseño industrial-vintage de restaurante-cafetería: Estudio Estud’idea.
Mobiliario e iluminación para diseño industrial-vintage: Sillas Dres, Victoria y York; taburetes Durham y Kenton Creta; mesas Otto Classic, Libra y Fornata; apliques Lain y Agnes del catálogo de Francisco Segarra.