Una nueva luz ilumina los espacios y las antigüedades más sublimes.

En decoración, cuando hablamos de antigüedades, hablamos del tiempo de existencia de un objeto o de un mueble. Y es a través de esos codiciados tesoros que conseguimos resaltar la nobleza intrínseca de un espacio.

Evocar el pasado resulta visualmente estimulante y las piezas añejas se han convertido en el mayor atractivo estético para los interiorismos modernos. Disponer de ellas es un auténtico privilegio.

Usarlas, un interesante reto que tan sólo los espíritus más creativos pueden superar.

¿Cómo decorar con antigüedades? ¿Cómo hacer surgir una emoción mediante el diseño? Y, ¿Cómo rebosar originalidad con muebles cargados de historia?

Con su luz tan especial, Francisco Segarra resalta la belleza de los muebles antiguos y aporta las mejores ideas de decoración para que cada espacio tenga su propio brillo, tan genuino y legitimo.

Deja paso al precioso lenguaje del alma…

Con su estilo intemporal, los muebles antiguos se funden con nuestro entorno. Ninguno se parece, ninguno prevalece por encima del otro. Simplemente, revindican su presencia y piden paso en la era moderna.

No se avergüenzan de su edad avanzada; no esconden su apariencia quebradiza y no se ruborizan de sus acabados envejecidos. Exentos de cualquier signo ostentoso, claman la verdad y la legitimidad.

Vehementes, nostálgicos, vigorosos… Son poesía e inspiración. Las antigüedades narran miles de historias y dialogan con el espacio. Y lo hacen con un precioso lenguaje repleto de compasión y sensibilidad.

No te será difícil sacar provecho a sus encantos y atribuirles una función honorable. Con su sencillez y su naturaleza, arroparán el ambiente y albergarán tus mejores productos. Y, para elevar más si cabe su grandeza, te invitamos a que les hagas brillar un poco más…

Enciende la luz y engrandece los muebles más bellos y antiguos…

Una vitrina, una estantería, un antiguo cobrador… Ya le has encontrado el sitio más idóneo. El mueble estrella de todo tu proyecto luce sus mejores caras, dispuesto a desempeñar su papel y a transmitir una ráfaga de elegancia y sensaciones.

Obras de arte, vajillas, libros, velas… Todos tus artículos se aglomeran en su interior, resguardados por la textura irregular de la madera antigua y por el halo afectivo que brota de su esencia centenaria.

De repente, enciendes la luz y todo entra en una nueva dimensión… Cada rasgo se vuelve más sublime, cada objeto más fascinante. Desde la parte posterior, una fuente de iluminación, difusa e integrada, acentúa los contrastes y engrandece tu creación.

Dentro del mueble, esa luz indirecta empieza a correr por los perfiles añejos y a jugar con las sombras. La retroiluminación es tenue, sensible, simplemente mágica. Y, sobre todo, hace que tus ventas descuellen sobremanera.

Es el punto final de tu proyecto, el colmo de tu creatividad y es tu particular tributo a las antigüedades más sublimes.