El precioso rincón de hotel, testigo de una doble despedida.

“La vida es como una caja de bombones, donde nunca sabes el que te va a tocar…”, mítica frase que transmite a la perfección algo que todos sabemos, aunque a veces intentamos obviar.

Y con esta misma frase podríamos definir lo que fue el cuarto programa de MasterChef Celebrity 4.

Una velada donde se abrió hueco a otros aspirantes, una situación inédita, que no sólo nos sorprendió, sino que nos hizo disfrutar.

A nadie le amarga un dulce…

Dicen que las mejores obras de arte empiezan por el final, y así empezaron los aspirantes… por el postre. Y como a nadie le amarga un dulce, la primera prueba consistía en la reproducción de algunos de los mejores postres del conocido maestro chocolatero David Pallàs. Cooperación, conexión y mucha dulzura era la combinación perfecta para el éxito en esta primera prueba donde estuvieron acompañados por Edu Soto, participante de la segunda edición.

La prueba de exteriores tuvo lugar en el Parque de bomberos de Navacerrada donde rindieron homenaje a un cuerpo que lleva 52 años salvando vidas. Esta vez, los celebrities tuvieron que cocinar un plato sano y deportivo para que lo degustaran 100 bomberos.

El bombón menos esperado de la noche fue la prueba eliminatoria. Como en la vida misma, personas del pasado vuelven a aparecer en nuestro camino. Boris Izaguirre y Anabel Alonso regresaron para competir por un nuevo delantal. Con la marcha de Elena Furiase y Marta Torné, el programa continúa su andadura con nuevos aspirantes.

Un rincón especial, dos emotivas despedidas.

El precioso rinconcito del hotel MasterChef Celebrity fue testigo de una doble despedida. El último bombón de la caja se saboreó en ese magnífico lugar, donde lo que parece ya perdido, se vuelve oportunidad.

Las ya ex aspirantes se dejaron contagiar por la delicadeza de las texturas y la fuerza de los colores. La suavidad del terciopelo las acogió tras su entrada en la sala. Con el positivismo del dorado, prometieron borrar todo lo negativo y con la fuerza del rojo nos recordaron que las cosas hay que hacerlas siempre con pasión.