Mesas antiguas: reinas de las texturas y de la sensibilidad.

Lo antiguo atrae e inspira grandes emociones. En una sociedad rígida por la tecnología, se ha convertido en una parte esencial de nuestra comodidad y bienestar. Nada de artificios, ni florituras; sólo sencillez y naturalidad… Tenemos afán de autenticidad, y todos los medios son buenos para rodearnos de elementos reales y genuinos.

En decoración, es justamente lo que hace vibrar un interior. Aquel objeto heredado, ese mueble vetusto o esta mesa antigua que sigue con nosotros, desafiando el paso del tiempo y plantando cara a las modas y a las tendencias.

A nivel profesional, las antigüedades son armas atractivas y grandes vectores de creatividad. Texturas, acabados, colores… Hoy nos rendimos a su encanto con una preciosa selección de mesas vintage que descuellan sobremanera en el corazón de un espacio.

Espacios colmados de historias y recuerdos…

Desprenden un suave olor a pasado, un aroma reconfortante que nos transporta a los talleres donde se creaban piezas centenarias que pasaban de generación en generación. Sin tratar y en su condición original, las mesas antiguas arropan el ambiente con una gran carga sentimental.

Porque hoy, a pesar de las marcas que el tiempo les ha infligido, aún tienen mucho que demostrar. Y es que, por muy extraño que pueda parecer, son ellas las que otorgan una sensación de vida plena a un espacio.

Muebles sensibles y pasionales, las antigüedades también presumen de una resistencia descomunal, digna de los mejores procesos artesanales. Una fusión entre estética y funcionalidad que se convierte en el mejor aliciente para los negocios contract y retail.

Para entender su belleza, hay que saber apreciar la pieza de una manera sutil y profunda. Y si hay algo que destaca en su grandeza, es claramente su textura rugosa, desvaída y 100% orgánica. Su belleza, no podría contemplarse sin mencionar el material que las convierte en reinas absolutas.

Maderas envejecidas, texturas cálidas y bellezas únicas.

Es el material perfecto en todos sus tonos, grosores y acabados. La madera agrada a la vista y deleita en el tacto. Con el paso de los años, sus imperfecciones salen a la superficie a través de la pintura desconchada en forma de nudos o grietas. Es aquí, en su estado más puro, donde resulta más espectacular.

Vajillas de cristal, servilletas de algodón, cestos de fibras… Vestir una mesa de madera antigua es crear un precioso contraste capaz de realzar cualquier elemento que ponemos en ella. De tonos rubios, caobas o rojizos… A su vez, las tonalidades entran en un intenso juego y otorgan la mayor calidez al conjunto.

Tradicionales, robustas, duraderas… y bellas por naturaleza. Las mesas vintage aúnan un carácter singular y único para que un espacio se vea más real y legítimo. Son piezas muy codiciadas por los decoradores porque son un poco como el corazón y el alma de cualquier proyecto de interiorismo.

Corazón, alma y un carácter inigualable para la creación de espacios. Francisco Segarra te invita a sacar el lado más sentimental de tu diseño con una selección de mesas antiguas bellas de ver, agradables de tocar y dignas de decorar.