Francisco Segarra y la belleza inmutable de la madera antigua.

Lo bello nos agrada a simple vista y nos atrapa el alma. Y en una disciplina artística como la decoración, no hay un concepto más sutil y versátil que la mismísima belleza.

Proporción, simetría, perfección… A menudo asociada a un conjunto de principios estéticos intrínsecos, la búsqueda de la belleza también se obtiene a través de elementos que despiertan sensaciones y afloran sentimientos.

Añoranza, nostalgia, intimidad… No es de extrañar que el paso del tiempo sea uno de los principales pilares del propio concepto de belleza de Francisco Segarra. Porque, según él, en lo añejo, siempre hay algo sumamente bello.

100% legítima y con miles de vidas atrás… Descubre con nosotros la belleza inalterable de la madera antigua a través de muebles que atesoran un precioso valor estético y afectivo.

Trazos, rasgos y texturas que se perpetúan…

Quizás sea su lado natural que tanto seduce; o quizás sean sus propiedades, versátiles y beneficiosas, que tanto aportan. Siendo una de las materias primas más explotada por el hombre, la madera antigua siempre dignifica la decoración de un espacio.

Es a través de las piezas más centenarias que encontramos la mejor manera de apreciarla. Muebles y objetos de otra época, de otra cultura y de una belleza sempiterna que lo enternece todo a su paso.

Hay que saber sentir su origen, apreciar su leyenda y estimar su nobleza. Fiel a su esencia, su belleza permanece, pero, con el paso de los años, la madera se ha vuelto más caprichosa y veleidosa.

Trazos que se difuminan, rasgos que envejecen y texturas que se arrugan… Como si de un patinado natural se tratara, las superficies se rebelan y dejan entrever sutilmente las marcas evidentes de su edad avanzada.

Óxido, grietas, fisuras… Lentamente, el desgaste se apodera de ellas y la madera empieza a sufrir un deterioro intenso y paulatino. Estamos ante un proceso natural que, lejos de afearla, le vuelve aún más expresiva y fascinante.

Muebles con miles de vidas, espacios con múltiples encantos…

¿De dónde viene? ¿Quién lo habrá usado? Enigmático, entrañable y tan apasionante. Detrás de un antiguo mueble de madera, son miles de historias que se esconden. Un viaje en el tiempo que nos hace temblar de emoción.

En esa tienda de ultramarinos, la actividad es incesante. Tablas, conservas, pesos, balanzas… El mueble cobrador lo resguarda todo. Testigo de esa actividad frenética, conserva a través de su madera blanca y envejecida la esencia más auténtica de los comercios tradicionales.

Al abrir las puertas de este antiguo mueble librería, todavía se perciben los olores de todo lo que ha podido atesorar. Descolorida, la madera juega con los tonos claros y oscuros ofreciendo preciosos matices que arropan la exposición de los mejores productos.

Mientras la pintura lucha por seguir luciendo su precioso tono verde, la nostalgia se ha apoderado de ese precioso mueble multicajones. Una pieza dónde la madera se muestra más maciza que nunca y dónde desbordan miles de sentimientos.

Símbolo de nuestras antiguas cocinas, esta alacena envejece naturalmente conservando aún todo el aroma de antaño. En su decapado, intuimos la madurez de la madera lo que le otorga su carácter más cálido y entrañable.

Miles de vidas y miles de encantos… Los muebles de madera antigua nos agradan a simple vista y nos atrapan el alma. Encarnando una belleza sensible y afectiva, nos ayudan hoy a expresar un sinfín de sentimientos en la decoración actual.

Sin ella, Francisco Segarra no sería el mismo… Gran protagonista de nuestra sección de antigüedades, la madera antigua forma parte de nuestra historia. Descubre su belleza inmutable y diseña espacios que sacuden el espíritu.