Feel Wabi-Sabi. Hallando en la simplicidad una nueva belleza.

Mientras el mundo cambia de forma vertiginosa, Francisco Segarra presenta una colección cápsula con la que alcanzar un nuevo hito. Encontrar la autenticidad en su vida y en su arte.

Feel Wabi-Sabi. Al encuentro de la serenidad.

Utilizando el diseño como un reflejo en el que buscarse de forma incansable, Francisco Segarra reflexiona sobre una desconocida y sobresaliente mentalidad. La filosofía wabi-sabi.

Las crisis son momentos clave para la iniciativa. Inmersos en un año distópico, Francisco Segarra muda de piel y de ideas, y convertido en una persona nueva lanza una colección de veintidós piezas de mobiliario donde lo que vemos es el fruto de su introspección y su compromiso con el diseño.

Es momento de renovación, de afrontar una nueva etapa donde el hábitat transmite paz, induce sensaciones y emociones, y causa un cambio en nosotros.

Descubre en la decoración wabi-sabi la forma de expresarte estéticamente y de explorar el diseño desde un nuevo punto de vista.

Lo que no estando, está. Hallando la simplicidad.

Más allá de un pensamiento o una corriente estética, wabi-sabi es una actitud vital que puede ayudarnos a encontrar la serenidad, la libertad e incluso la felicidad, adaptándonos mejor a los inevitables cambios de la vida.

Perseguir el éxito y la perfección genera ansiedad, el axioma de la filosofía wabi-sabi es el acercamiento a una forma de vida más auténtica y personal, conectada con la naturaleza, que nos trae armonía interior y nos hace más sensibles a la belleza y por tanto más humanos y felices.

Contemplar un paisaje brumoso, su naturaleza emocional e impredecible, los árboles, el color de las hojas en el lánguido otoño, las bayas silvestres, el musgo… perplejos por su inabarcable belleza, mientras el viento acaricia y los truenos resuenan ladera abajo, nos embarga tal sentimiento de éxtasis que compensa y barre el pesar de todo un día de lluvia.

Ese momento silencioso y de cómplice espiritualidad representa el ideario wabi-sabi.

El color de la vida es incierto. Dar valor a cada uno de los instantes que se van y aceptar la naturaleza imperfecta, mudable, incompleta y efímera es la clave para avanzar en la vida.

Lo material va y viene, hallar la simplicidad es reencontrar la libertad y gozar de una vivencia más profunda.

Y para hallar la autenticidad en su diseño, Francisco Segarra encapsula todos estos conceptos en una colección de muebles que fomenta espacios mucho más cerca del presente.

Desde hace unos meses la existencia se ha vuelto más hostil, quizás sea esta la oportunidad para transformar nuestras vidas.

Habitando espacios que generen emociones tranquilas y ordenadas, y nos ayuden a encontrar esa paz que todos ansiamos.

Seleccionando con esmero y austeridad los enseres que nos rodean, escogiendo mobiliario con formas simples y primitivas para una visión más apacible, y materiales que dejen una huella humana mucho más consciente.

Pureza y sencillez como respuesta a la complejidad del mundo al que estamos expuestos y a su infinidad de hechos impredecibles. Porque la grandeza existe en los detalles que pasan desapercibidos. Aquello que no se ve es, a menudo, la esencia de lo más visible.